Entrevista a Darío Azzellini
“La guerra ha llegado a ser la forma de hacer economía y no la interrupción de la economía”
Quisiera comenzar la entrevista con algunas referencias relativas a su formación y a su trayectoria intelectual.
Actualmente soy investigador y estoy dando clases en Estados Unidos. Hice un doctorado en Sociología y otro en Ciencias Políticas. Sociología estudié en Puebla, México, y Ciencias Políticas en Frankfurt, Alemania. He trabajado en Austria como profesor asistente, y mi trayectoria de investigación, lo que me interesa desde que hice mi maestría en 1993, que la hice de hecho sobre conflictos étnicos y procesos de autonomía en la Costa Atlántica de Nicaragua es movimientos sociales, emancipación de las relaciones sociales y modelos socialistas de gobierno, de vida y de trabajo. Y en esto ya que me he concentrado mucho en mi trabajo en América Latina principalmente pero ampliando, la dimensión inevitable de los conflictos militares, las guerras.
He estado en Nicaragua, luego a principios de los 90s en El Salvador, luego en Chiapas, en Colombia. Y al mismo tiempo siempre he tenido la línea alternativa de investigaciones sobre cuestiones económicas y de trabajo. Entonces estudiando Colombia y el narcotráfico llegué a analizar el narcotráfico como un modelo posfordista de producción y comercialización. Es decir, con todos los elementos que tiene el posfordismo del just in time: la externalización, la fragmentación de las cadenas productivas, etc. De ahí empecé a estudiar más todo ese proceso posfordista en la economía legal, y de ahí otra vez regresé a los cambios en la conducción de guerra, como también un desarrollo posfordista neoliberal, que implica cambios sustanciales sobre cómo hay que entender la guerra y de cómo funciona. De allí, por un lado mi foco en la externalización, que serían las empresas militares privadas, pero no solo eso, sino también fenómenos como el paramilitarismo que considero el hermano "malo" de las empresas militares. En el sentido que también el paramilitarismo, de por sí, aparece siempre apoyado por élites y representando sus intereses y apoyado muchas veces también por servicios secretos, por militares, etc. Especialmente en Colombia, pero también en México, y en otros países, si queremos salir de esa área a otros conflictos en el mundo, en África, o en donde sea. Entonces, es el hermano feo, o el hermano ilegal de la privatización oficial que se ha vuelto un negocio limpio. Es decir, mientras antes los mercenarios tenían esa aura de ser feos, malos y sucios, ahora ya son empresas cotizadas en la bolsa (....)
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