Chávez denunció que Colombia intenta sembrar grupos violentos
»Paras cuentan con apoyo de un sector de la GN y Ejército«
Caracas. No andan por las calles con traje camuflajeado verde oliva y marrón, ni armados hasta los dientes. Tampoco se les ve con un radiotransmisor y un morral colgado a la espalda. No. Para el investigador italoalemán Darío Azzellini, los paramilitares actúan como cualquier empresario que invierte en el negocio agroproductor, son dueños de comercios y poseen cuentas en varios bancos. "El paramilitarismo colombiano en Venezuela controla gran parte del narcotráfico, el contrabando de combustible entre Venezuela y Colombia y tienen cierto control del contrabando de alimentos", describe Azzellini, autor del libro El negocio de la guerra. De acuerdo a lo investigado por Azzellini, la presencia paramilitar en varias entidades de Venezuela, como Táchira, Barinas, Zulia y Distrito Capital, cuenta con la aprobación y el consenso de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia. ¿Con qué propósito están instalados en esas regiones?, le preguntamos al investigador. "Ellos tienen el interés de que aumente la violencia y la inseguridad, y luego se presentan como supuestas fuerzas de orden, que pueden mantener el orden, que hacen ciertas limpiezas sociales", responde. "Para llevar a cabo ese propósito, por ejemplo en los barrios de Caracas, se alían con grupos de criminales a quienes proveen de drogas a bajos precios", señala Azzellini en total coincidencia con lo denunciado por el presidente Hugo Chávez en Aló, Presidente, en cuyo programa estuvo este investigador. Víctimas del campo. Pero, ¿de dónde sacó todos esos datos Darío Azzellini? Él dice que hablando con consejos comunales, alcaldes e integrantes de organizaciones sociales como el Frente Campesino Ezequiel Zamora. Este último grupo lleva contabilizado 186 campesinos asesinados, muchos de ellos a manos de paramilitares. "No hay un solo preso por eso. Es muy necesario que la justicia actúe", acotó. Para tener toda esa presencia, Azzellini supone que los paras cuentan con "un apoyo de sectores de la Guardia Nacional o del Ejército en las fronteras". Alertó que toda la sociedad debe actuar para repudiar esa manera de dirigir la sociedad, que "es un proyecto de la ultraderecha, que funcionó en Colombia donde prohibieron las minifaldas en las zonas controladas y las franelas que dejan ver el obligo". Azzellini da otras pistas para identificar lo que él llama el fenómeno paramilitar: "No hace la guerra frontal, no la hizo en Colombia ni en Nicaragua; lo que hace es atacar las estructuras sociales y económicas de la población; intentan minar la base social, de destruir lo que se está construyendo como alternativa; en fin, se trata de desestabilizar para crear un sentimiento generalizado de que los varios problemas que existen se pueden acabar solamente sacando al Gobierno y eligiendo otro conforme a la línea de Estados Unidos".